Ad maiora natus sum”

   (“He nacido para cosas más grandes”)

               San Estanislao de Kostka.

La virtud de la Fortaleza nos capacita para «resistir» y «acometer», en la búsqueda de metas que se tienen como un bien.

  • Resistir el dolor, el esfuerzo físico, soportar unas molestias para conseguir un bien personal…
  • Acometer propósitos personales, proyectos a corto o a largo plazo, plantearse metas, incluso las más altas…

Cuando el bien personal que se persigue es inmediato o cercano en el tiempo, y es visto así por nuestros hijos, la capacidad de resistir los contratiempos o de acometer los propósitos con Fortaleza se hace más fácil de educar. La dificultad viene, especialmente en la adolescencia, cuando se trata de un bien lejano en el tiempo, algo que les beneficiará a largo plazo. Ahí es cuando la paciencia y la autoridad de los padres deberán hacerse más presentes, sabiendo explicarles la importancia de resistir las molestias y de realizar ese esfuerzo, aunque el resultado no les sea visible en su presente inmediato.

Algunas veces, por evitarles sufrimientos, los padres caemos en la sobreprotección de nuestros hijos, llevándoles a una vida cómoda, donde no hay proporción entre el esfuerzo realizado y los bienes que se disfrutan, pero eso no educa en la Fortaleza.

En cambio, les reforzamos esta virtud cuando les acompañamos y ayudamos para que aprendan a superar los sufrimientos y renuncias necesarias para un buen fin. Les ayudamos, también, cuando creamos un clima familiar afín a la Fortaleza, donde prima el esfuerzo y el asumir las responsabilidades personales, huyendo de la queja por el trabajo que supone conseguir una meta. 

Oremos

Dios te salve María, 
llena eres de gracia, 
el Señor es contigo. 
Bendita tú eres 
entre todas las mujeres, 
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, 
ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la hora de nuestra muerte. 
Amén. 

Que tengáis un buen día.

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