No estamos solos. Nuestro acompañante más directo es Dios, por medio de la Palabra, en la oración, por el Espíritu Santo susurrando en nuestro interior… y sí, también por medio de las personas que nos pone cerca.

En esta crisis no nos ha abandonado, está a nuestro lado, en nuestra casa, en la dificultad del trabajo en la distancia, en la preocupación por la situación familiar de un alumno, en la imposibilidad de dar o recibir un abrazo ansiado, en la habitación del hospital, en la pérdida de un ser querido… no nos ha abandonado, está con nosotros.

Un padre difícilmente abandona a sus hijos, el Padre nunca nos abandona. Si no lo estamos percibiendo así necesitamos cambiar nuestra mirada, buscarlo, pedirle que nos dé muestras que puedan darnos la garantía que necesitamos. Si, efectivamente, en una medida lo estás percibiendo siéntete llamado, elegido y enviados por la Iglesia a proclamar la Buena Noticia de su presencia y de su Amor.

Oremos.

A ti Jesús que vives entre nosotros y nos acompañas en nuestra vida, te damos gracias por revelarnos que somos hijos amados de Dios. Concédenos descubrir cada día que nuestro Padre se ocupa de nosotros por medio de las personas que nos pone cerca.

Regálanos sentirnos llamados, elegidos y enviados por la Iglesia a proclamar la Buena Noticia del Amor de Dios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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