Tradicionalmente, en el mes de mayo manifestamos con particular intensidad nuestro amor y devoción a la Virgen María. 

“Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá todavía más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba” (Papa Francisco). 

Oremos. 

Oh María,
 tú resplandeces siempre en nuestro camino
 como un signo de salvación y esperanza.
 A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos,
 que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús,
 manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano,
 sabes lo que necesitamos 
y estamos seguros de que lo concederás
 para que, como en Caná de Galilea, 
vuelvan la alegría y la fiesta
 después de esta prueba. 

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