Han ido pasando los días y algunas cosas van cambiando: ya conocemos a personas que padecen la enfermedad, a algunos que ya se han recuperado y a otros que han muerto.

En estas circunstancias, en medio del clamor del ¡ #QuedateEnCasa !, le estamos haciendo un hueco a Él, buscando un tiempo de encuentro, de oración, de compartir en familia nuestros miedos, frustraciones, necesidades, dolores… viviendo este tiempo como una oportunidad de acercarnos al Padre como verdaderos hijos… De hecho, se ha colado en nuestra casa, Él llama a nuestra puerta de tantas formas diferentes.

Por un lado, vivimos la eucaristía por medio de la TV o por los enlaces a las distintas parroquias, escuchamos al Papa y a los obispos, las oraciones, las bendiciones, los rosarios… todo lo percibimos “de otro modo”.

Por otro, parece que nuestros oídos están más abiertos, nuestros corazones más necesitados, más dispuestos a acoger al otro y a descubrir que entre nosotros está Él, el único que puede responder a nuestros interrogantes más profundos ¿Quiénes somos? ¿Qué necesitamos? ¿A qué estamos llamados? ¿Quién nos necesita?…

Oremos: 

A ti Jesús que vives entre nosotros y nos acompañas en nuestra vida, te damos gracias por revelarnos que somos hijos amados de Dios. Concédenos descubrir cada día que nuestro Padre se ocupa de nosotros por medio de las personas que nos pone cerca.

Regálanos sentirnos llamados, elegidos y enviados por la Iglesia a proclamar la Buena Noticia del Amor de Dios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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