La pandemia que estamos padeciendo tiene efectos que afectan a nuestra vida más allá de la salud, provocando en muchos la angustia y la incertidumbre ante el futuro.

Nos acordamos de todos ellos y les encomendamos en nuestra oración, particularmente en este mes de mayo y ante la cercanía de la fiesta de la Virgen de los Desamparados, la Mare de Déu.

“Los valencianos, de manera particular, experimentamos en los ojos misericordiosos de María y en su dolorido y expresivo rostro, el fulgor y el brillo de un nuevo resplandor, asociada también al dolor de tus hijos afligidos por la pandemia” (Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia).

Oremos.

Oh Virgen María, sostén a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.

Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.

Amén.

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