Según los estudios de Piaget y de varios psicólogos que le siguieron, se pueden distinguir seis etapas en el desarrollo de la capacidad de juicio moral entre los niños y jóvenes.

  1. El niño aprende como consecuencia de una actitud obediente hacia los adultos. Los niños desde pequeños, se vuelven muy sensibles con respecto a asuntos de justicia, sobre todo cuando se refiere a algo que les afecta personalmente. 
  2. Como consecuencia, el niño comprende que conviene establecer acuerdos con los demás; como un simple intercambio entre el sentido del deber hacia los otros y aquello que considero que se me debe. Para algunos niños, la Justicia es simplemente obtener lo que desean, y hemos de enseñarles a ver el punto de vista del otro, a desarrollar en ellos la capacidad de “empatía”, y que ser justo es importante tanto para recibir como para dar. 
  3. A continuación, se reconoce que para convivir con los demás hace falta actuar justamente con ellos y llega a haber un esquema básico de colaboración entre unos y otros.
  4. Luego, el niño ya reconoce la ley y su deber hace el orden social. Estos futuros adultos han de adquirir el valor de la justicia no sólo para que actúen bien en el seno de la familia, la vida académica y con sus amigos, sino también como personas de bien que van a actuar responsablemente en la sociedad. 
  5. Ya en la edad adolescente, se adquiere conciencia de la existencia de unos derechos previos que deben defenderse: los derechos fundamentales, como la vida y la libertad, los valores y las leyes que en la sociedad posibilitan el bien común. La familia, amistad, confianza y obligaciones laborales aparecen ahora como compromisos libremente asumidos. Se considera el punto de vista moral como el legal, y se reconocen los conflictos entre ambos puntos de vista y encuentran difícil integrarlos.
  6. A medida que va madurando, el ser humano adquiere conciencia de la existencia de unos principios éticos universales que toda la humanidad debería seguir. La persona se compromete con ellos y asume un punto de vista moral en el que reconoce la necesidad de un respeto por las demás personas como fines y no como medios.

En la adolescencia, conviene formar a los hijos en lo que es la ley. Pero habría que añadir que no sólo la ley civil, sino también la ley natural. Los adolescentes necesitan criterios para ayudarles a tomar una postura respecto al sinfín de problemas de justicia que surgen todos los días. Y en este sentido debemos tener en cuenta que el oponerse y el criticar por principio, el censurar y el tachar a ciegas, sin previa consideración de ningún género, es un acto de injusticia, un atentado contra la justicia. Buscamos la voluntad para ser justos, la comprensión de lo que es justo en cada momento y con cada persona.

“Puede decirse que el sentido mismo de la existencia del hombre sobre la tierra está vinculado a la justicia. Definir correctamente “cuanto se debe” a cada uno por parte de todos y, al mismo tiempo, a todos por parte de cada uno, “lo que se debe” (debitum) al hombre (…) y, sobre todo, ¡llevarlo a efecto!, es cosa grande por la que vive una nación y gracias a la cual su vida tiene sentido” (San Juan Pablo II).

Oremos…

Dios te salve María, 
llena eres de gracia, 
el Señor es contigo. 
Bendita tú eres 
entre todas las mujeres, 
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, 
ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la hora de nuestra muerte. 
Amén. 

Que tengáis un buen día.

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