“En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33).
La Fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa.
“Mi fuerza y mi cántico es el Señor” (Sal 118, 14).
Una de las grandes carencias de la juventud de hoy es la fuerza de voluntad, la energía interior para afrontar las dificultades, retos y esfuerzos que la vida plantea continuamente.
El desarrollo de la fortaleza apoya el de todas las demás virtudes: no hay virtud moral sin el esfuerzo por adquirirla. En un ambiente social como el actual, donde el influjo familiar es cada vez más reducido, el único modo para que los jóvenes sean capaces de vivir con dignidad es llenarles de fuerza interior. La capacidad de esfuerzo está muy relacionada con la madurez y la responsabilidad.
Oremos por nuestros jóvenes y para que, por intercesión de María, alcancen la fuerza de voluntad necesaria para crecer como personas de virtud…
Dios te salve María,
llena eres de gracia,
el Señor es contigo.
Bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Que tengáis un buen día.
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